Alrededor de 9.500 mueren cada año en Londres debido a la contaminación atmosférica de esta ciudad inglesa, lo que representa más del doble de las cifras estimadas inicialmente.
Los decesos se producen, de acuerdo a un estudio realizado por especialistas del King College de Londres, principalmente a partículas PM2.5s y al dióxido de nitrógeno (NO2). Las muertes causadas por PM2.5s se debieron a partículas que llegaron desde las afueras de la ciudad, mientras que las emisiones de NO2 ocurrieron dentro de la capital inglesa.
El NO2 afecta la capacidad pulmonar y es generado por vehículos diesel, explica la página web del diario británico “The Guardian”.
«La exposición a la contaminación del aire aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, afecta el desarrollo pulmonar del niño y aumenta el riesgo de hospitalización entre las personas con una enfermedad pulmonar preexistente. Es hora de dejar de hablar y tomar medidas inmediatas para evitar que más personas sean asesinadas por el aire que respiran», dijo al respecto el director ejecutivo de la Fundación Británica del Pulmón, Penny Woods.
Si bien las autoridades de la ciudad pusieron énfasis en los trabajos que vienen realizando para frenar la contaminación ambiental, diversas personas y organismos han señalado que los esfuerzos desplegados hasta ahora –como cargar un pago especial a algunos vehículos pesados o los taxis cero emisiones- no son suficientes.
«Las personas no tienen otra opción con el aire que respiran”. Esto significa que tenemos que redoblar nuestros esfuerzos (…) y tomar medidas inmediatas realmente audaces…” indicó, por ejemplo, el abogado de la ONG ClientEarth, y añadió que estas muertes “son realmente solo la punta del iceberg. Por cada persona que muere prematuramente debido a la contaminación del aire, muchas más cayeron gravemente enfermas, tienen que ir el hospital o deben ausentarse del trabajo».
(Foto de portada: Paul Tridon / Flickr bajo licencia Creative Commons)