Nos trasladábamos hacia el sur por la carretera Panamericana y nos detuvimos al ver un cartel que decía «Ballena de millones de años de antigüedad». Así conocimos Sacaco, pueblo que se encuentra en medio del desierto y que alguna vez estuvo bajo el mar. Por ello, hoy se pueden ver restos de ballenas, tiburones y moluscos. Este lugar es visitado frecuentemente por paleontólogos de diversas nacionalidades.
En este museo desértico conocimos a Josefina Rojas, mujer que vive hace más de 40 años en esta zona donde las tormentas de arena son recurrentes y los cambios en el paisaje, diversos.