Maura Vargas camina entre sus cultivos de sábila, recoge una calabaza pequeña y da un tirón a una cuerda que sobresale de su atrapanieblas, una malla verde sujeta a dos troncos de madera clavados en la tierra y conectada a un tanque de agua.


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En épocas de invierno, las mallas ayudan a recolectar hasta 1100 litros de agua en cuatro o cinco días, dependiendo de la cantidad de neblina. Durante el resto del año, Maura debe invertir 300 soles al mes para obtener agua, además de pagar por el alquiler de la cisterna que visita su comunidad cada cierto tiempo.

Maura llegó a Lima con su familia hace 18 años escapando del terrorismo que empezaba a ganar presencia en Ayacucho y construyeron una casa en las Lomas de Villamaría, en el distrito de Villa María del Triunfo (VMT).

“Teníamos la necesidad de obtener agua, queríamos contactar a alguien que estuviera dispuesto a invertir en un atrapanieblas y así conocimos al señor Abel, presidente del Movimiento Peruanos sin Agua. Él vino y quedó encantado con lo que estábamos haciendo. Ya han pasado cuatro años”, cuenta mientras limpia su calabaza.

Abel Cruz trabaja con atrapanieblas desde hace seis años. Continúa el proyecto que llegó en el 2006 con la ONG alemana Alimon al asentamiento humano de Bellavista del Paraíso, en VMT. Actualmente, hay 170 atrapanieblas distribuidos en Pachacútec, Ventanilla, Ancón, Carabayllo, San Juan de Miraflores, Virgen Candelaria y en el departamento de Tacna.

La cercanía del mar es un beneficio. Debido a los vientos y la humedad, se genera suficiente neblina que luego se convierte en agua gracias a las mallas raschel, usadas generalmente como cercos, techos o cortavientos.

“Una vez que la neblina toca la malla, la humedad empieza a gotear a las canaletas ubicadas en la parte inferior y luego son transportadas a los tanques, que a la vez  están conectados a un reservorio”, explica Cruz.

Las familias beneficiadas se reparten el agua almacenada y las usan para mantener sus plantaciones. Hace unos días, Maura logró vender la sábila que cultivó por meses a las empresas naturistas Fitosana, Algas Marinas y Kaita. Sus otros productos, como la calabaza y lúcuma, abastecen su pequeño restaurante.

Aunque la cantidad que adquieren disminuyen los costos destinados al agua, los vecinos aún deben comprar algunos litros extras para su propio consumo. Peruanos sin Agua espera seguir estudiando el contenido que se extrae de las neblina junto a universidades limeñas para analizar si es posible que en un tiempo pueda cubrir esta necesidad.

“No sabemos hasta qué punto o qué contaminantes tiene a pensar que algunos estudios señalan un porcentaje de cero de turbiedad. La idea es que finalmente esta agua sea apta para el consumo humano. Esto es lo que queremos al final”, señala Abel.

Mientras el número de habitantes de Lima sigue en aumento, los efectos del cambio climático afecta a las poblaciones más vulnerables. Según la Autoridad Nacional del Agua, el 66% de la población del Perú (alrededor de 20 millones de personas), vive en la zona de la costa, en donde hay escasez crónica de agua.

Los expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) afirman que la disponibilidad de agua potable podría verse afectada por el bajo nivel de calidad que tendría debido al aumento de la concentración de contaminantes durante las sequías.

En nuestro país, muchos peruanos tendrían que vivir sin agua ya que el 90% de la población vive en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas, de acuerdo al Ministerio del Ambiente (Minam).

Al igual que Maura, más de cien familias han sido beneficiadas en este asentamiento. Para Abel, el proyecto no solo ha logrado reunir agua necesaria para mantener sus productos, sino que ha impulsado el crecimiento de la vegetación en las partes bajas de las lomas.

“Lima sigue creciendo en forma desordenada, creo que las autoridades deberían tener una planificación urbana a futuro para evitar este tipo de problemas”, comenta mientras camina hacia la inauguración de ocho nuevos atrapanieblas. “La idea es que nosotros empecemos a ‘sembrar agua’”, concluye con esperanza.

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