Escribe: Natalia Queirolo
Hoy es el día del reciclaje y, a pesar de los esfuerzos de muchos por lograr generar un cambio en la población, me pregunto ¿En realidad lo harán? ¿En realidad, cuando se acaben una botella de agua la guardarán para reciclarla? Y ¿luego la llevarán a un punto de acopio para que sea reutilizada?
Una entrevista a Katja Alemann, una bailarina, empresaria, cantante, escritora y actriz argentina de cine, teatro y televisión, me ayudo a entender. Ella cuenta como reciclar es tiempo y esfuerzo. No se logra de la noche a la mañana, hay que realmente cambiar hábitos de vida inculcados desde la infancia. ¿Qué se necesita entonces? voluntad y cariño.
En la entrevista le preguntan qué hizo para incorporar estos hábitos en su rutina diaria.
“¡Me costó!”, ella responde, “Como cuesta incorporar cualquier hábito. El primer paso fue dejar de lado las bolsas plásticas. ¡Tardé un mes! Cada vez que iba a hacer las compras me olvidaba las bolsas de tela en casa y a mitad de camino tenía que pegar la vuelta. Pero finalmente me incorporé y no hubo más vuelta atrás”, dijo Alemann.
Katja Alemann cuenta también un hecho muy cierto: “trabajar en medioambiente es cambiar tus hábitos, y esto significa voluntad, tiempo, esfuerzo y cariño”. Separar y limpiar tus residuos, llevarlos a un punto verde, cortar tus desechos orgánicos en pedacitos para compostar es tiempo y esfuerzo.
Mi experiencia fue igual y podría entender que lo fuese para muchos más. Pero creo que la recompensa personal es lo suficientemente placentera como para intentarlo. Es clave ver que ese hábito es tan “rentable” como cualquier otro hábito que ya tenemos neutralizado: bañarnos, leer, salir a caminar. Como primer paso, iremos bien.
