Aproximadamente 1.500 millones de personas en todo el mundo viven en tierras que están en proceso de degradación, y casi la mitad de los habitantes más pobres del planeta (un 42%) sobreviven en zonas ya degradadas. Ante estas cifras alarmantes, las Naciones Unidas celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación desde 1994 para fomentar la conciencia pública sobre el tema.
Aunque estos territorios pueden parecer lejanos a aquellos que viven en ciudades o en países desarrollados, los efectos del sufrimiento de estos seres humanos repercuten en todo el mundo. Se estima que en 2020 unos 60 millones de personas emigrarán desde las zonas desertificadas del África subsahariana hacia África del Norte y Europa.
El objetivo de este año es concientizar acerca del potencial de la adaptación basada en los ecosistemas —es decir, la conservación y mejora de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para incrementar la resiliencia ecológica y reducir la vulnerabilidad de la población—, como estrategia para hacer frente a los efectos del cambio climático, especialmente en las tierras áridas. Los ecosistemas que gozan de salud son más resistentes a los peligros que presentan las alteraciones del clima.
Datos
En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía , así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en Africa.
Extraído de las Naciones Unidas.
