Brasil no pasará a la historia por organizar uno de los eventos deportivos más sostenibles de la historia, pero el medio ambiente y la eficiencia energética están presentes en la competición a través de los intentos del Gobierno y de la FIFA por hacer sostenible el acontecimiento (un ejemplo es la mascota Fuleco, que combina las palabras portuguesas Futebol y Ecologia, así como por la actuación de las empresas que han participado en él.
Por primera vez una Copa del Mundo cuenta con estadios que han recibido certificados de sostenibilidad, un criterio que será requisito necesario a partir de Rusia 2018.
Sólo dos estadios (los situados en Recife y Pernanbuco) han sido proyectados desde cero; en el resto se han introducido mejoras que ha permitido que seis de ellos recibieran para la Copa del Mundo el certificado Leed, un sello internacional de construcción sostenibles que reconoce a los edificios amigables con el medio ambiente.
El Maracaná
En el caso del Maracaná de Río de Janeiro, donde se disputará la final, las novedades tecnológicas reducen el consumo de agua un 30% gracias a unas cisternas que captan y filtran la lluvia y permiten regar el campo. Su techo, al igual que el Recife, está fabricado con materiales plásticos de alta tecnología que absorben y descomponen la contaminación del aire y disminuyen la producción de CO2 a la atmósfera.
Además, la china Yingly Solar instaló 1.500 paneles solares que proporcionan la energía al recinto. Philips colocó la iluminación arquitectónica de la fachada, que cuenta con LED de bajo consumo, y Osram y GE se encargaron de la tecnología eficiente del terreno de juego. Las placas solares y la iluminación permiten un ahorro del 8% en la factura de la luz.
Los tres gigantes del alumbrado han sido los responsables de iluminar los doce estadios de la competición. Nueve de ellos utilizan la tecnología de Philips (la fachada en cuatro de ellos y el terreno de juego en otros cuatro; en el de Salvador de Bahía, fachada y campo). Osram aportó soluciones para alumbrar siete de las canchas, mientras que General Electric suministró equipos para seis.
Pero la ecología está presente también en la ropa de los jugadores. El Mundial de Fútbol es el gran escaparate de las multinacionales deportivas. Nike equipó a diez de las selecciones (entre ellas Brasil y Holanda, que están en semifinales, y Francia y Colombia, que llegaron a cuartos), y Puma a nueve (como Uruguay, Italia, Suiza o Argelia, que ya están eliminadas). Ambos grupos han apostado por la sostenibilidad.
Camisetas
La tela de las camisetas y pantalones de Nike está elaborada con PET reciclado. Para su producción se utilizan hasta una media de dieciocho botellas de plástico recicladas. En algunos casos, el proceso tecnológico de convertir el plástico en pequeñas fibras se realiza en Oriente Medio. De los basureros de países de la región se extraen las botellas, que la tecnología láser convierte en hilos que conforman el material con el que se producen la camiseta (confeccionada en un 96% con poliéster reciclado), el pantalón (100%) y los calcetines (78%).
Puma también utiliza el poliéster 100% reciclado. Por ejemplo, el equipamiento de Italia para Brasil 2014 utilizaba este material y una tecnología denominada cocona (un carbón activado hecho de cáscaras de coco), una mezcla que contribuía a un mejor control de la humedad.