Las sequías más frecuentes y extremos son una de las consecuencias del cambio climático. La reducción del agua no solo afectará a la sociedad, sino que tendrá impactos en la economía y política de muchos países si no cuidan los recursos naturales afectados por el cambio climático.
Para el 2035, el consumo mundial de energía crecerá un 35%, mientras que el consumo de agua por parte del sector eléctrico incrementará en un 85%, según un estudio realizado por la Asociación Internacional de Energía (EIA).
Actualmente, la escasez de agua ya genera impactos negativos en el sector energético alrededor del mundo, un sector que ha sido dejado de lado aunque ya es un fenómeno presente. La relación entre estos dos sectores es tan estrecha que si una falla, la otra también.
De acuerdo con el Consejo Mundial de Energía, en América Latina la generación de electricidad se incrementará en 550% y el consumo de agua en un 360% para el año 2050. En el caso de África, la producción de energía aumentará un 700% y el del agua en 500%.
Este aumento se debería a la mayor demanda de agua para las centrales hidroeléctricas, además de la refrigeración de las centrales térmicas y nucleares, así como la extracción y refinado de combustibles.
Casos en América Latina
En el 2012, el nivel del agua en las represas en el sudeste y centro oeste de Brasil alcanzó el 28% de su capacidad debido a la peor sequía en 50 años. Casi diez años antes, el país vivió ocho meses de racionamiento debido a la misma causa en el noreste. El resultado fue la pérdida de 54 mil millones de reales (23 mil millones de dólares) para la industria y un fuerte impacto en el crecimiento económico de 2001.
Por otro lado, la población venezolana también ha tenido problemas de cortes de luz debido a que es un país muy dependiente de la energía hidroeléctrica.
Soluciones realistas
La iniciativa Energía Sedienta tiene como objetivo alentar a los países a actuar de manera diferente. Uno de los primeros países que trabajan con ella es China, que la incorporará en su próximo plan quinquenal de energía desde el 2016 hasta el 2020.
Estas son algunas de las soluciones propuestas:
• Usar más energía renovable, como la solar y eólica
• Reciclar y reutilizar el agua usada en la operación de las centrales nucleares
• Reemplazar las plantas viejas e ineficientes
• Aumentar la eficiencia de la producción de biocombustibles
• Crear leyes y regulaciones sobre el derecho de uso del agua en tiempos de escasez
• Integrar la infraestructura de energía y agua
Y, por último, anima a los gobiernos y las personas a hacer algo simple, pero que no siempre se cumple: conservar el agua y ahorrar energía siempre que sea posible, sin importar el lugar. Este es el primer paso hacia un mundo en el que los cortes de luz y agua sean cada vez menos una amenaza.
Fuente: El País.