La semana pasada, la ONU lanzó la campaña de la «Década de la Energía Sostenible para Todos» en Santiago de Chile con la finalidad de reducir la carencia de electricidad de millones de personas en el mundo. Bajo esta premisa, Hans Schulz, vicepresidente interino del Sector Privado y Operaciones sin Garantía Soberana en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), escribe sobre tres casos de éxito en energía sostenible en América Latina, a través de tres claves: Renovables, eficiencia y acceso universal. En su columna publicada en el diario El País, menciona un proyecto de energía solar en nuestro país.
Para leer de qué se trata y conocer otras iniciativas, lee a continuación:
Cuando viví en Santiago, intenté explorar el mayor número posible de los diversos y espectaculares paisajes de Chile, y la experiencia siempre me hace pensar en una cita de Pablo Neruda: “Quién no conoce el bosque chileno no conoce este planeta”.
En América Latina y el Caribe, trabajamos para fortalecer nuestro planeta, la sostenibilidad y el futuro de negocios hacia el largo plazo. Hoy he regresado a Chile para el lanzamiento de la Década de Energía Sostenible para Todos y su Reunión Regional de las Américas. Quisiera compartir tres ejemplos en los que la región está alineada con la iniciativa de las Naciones Unidas.
1. Las renovables.
Uruguay es uno de los países de la región que más rápidamente ha tomado acción para diversificar su matriz energética. En 2011, tenía instalada 40 megavatios de capacidad eólica. En el BID hemos estado trabajando junto al gobierno para desarrollar un acuerdo de compra de energía atractivo para los licitadores internacionales. En 2013, cerramos el financiamiento para las granjas eólicas Palmatir y Carape, apoyando directamente 140 megavatios.
Ahora las estimaciones calculan que el país podría tener más de 1,3 gigavatios de instalaciones eólicas en 2016. Eso es el 30% de la capacidad instalada en el país. ¡Pronto Uruguay va a tener el mayor porcentaje de energía eólica del mundo!
2. La eficiencia energética
A diferencia del mundo industrializado, la intensidad energética de la región, definida como la cantidad de energía consumida en relación al PIB, no ha mejorado. Pero estamos dando pequeños pasos hacia adelante.
En las industrias pesadas, las compañías están más dispuestas a adaptar tecnología eficiente. Por ejemplo, nosotros proporcionamos recientemente un análisis de ingeniería detallado para una cementera en Paraguay que estaba debatiendo pagar un poco más para comprar un innovador enfriador de Clinker. La empresa adoptó la tecnología, lo que les permitirá reducir sus emisiones de dióxido de carbono en 60.000 toneladas. En este sentido, la región está avanzando para que este tipo de estudios y tecnologías eficientes se conviertan en parte del estatus quo.
3. El acceso a la energía
América Latina y el Caribe tiene la tasa de acceso a electricidad más alta del mundo en desarrollo, alcanzando un 95%. Pero todavía existe una paradoja: en nuestra región, tan rica en energía, todavía 30 millones de personas no tienen acceso a ella.
En Perú, por ejemplo, un innovador proyecto está instalando sistemas de energía solar en hogares con un modelo de pago por servicio. Los resultados incluyen el mejor uso del tiempo de las mujeres y la mejor habilidad de estudio de los menores en edad escolar. Ampliar y replicar modelos como éste tendrá el impacto que necesitamos para cerrar esta brecha para siempre.
Gracias a los paisajes de muchos países en América Latina y el Caribe y el imparable trabajo del sector privado, seguimos conociendo y preservando este bonito planeta que tenemos. Y dado el esfuerzo conjunto, tengo la confianza de que vamos a alcanzar “energía sostenible para todos”.
Fuente: El País.