Científicos de la Scripps Institution of Oceanography, en una investigación sobre el aumento de estos residuos y sus efectos en los ecosistemas marinos, afirmaron que la cantidad de fragmentos de plástico que flotan en el océano Pacífico noreste ha aumentado unas 100 veces en las cuatro últimas décadas.
La acumulación de estos residuos no sólo afecta a la fauna de múltiples maneras, creando casos de intoxicación y muerte por la ingestión de fragmentos de basura, sino también crean un foco ideal para la proliferación de pequeños insectos marinos que nadan sobre el agua. Es el caso de los ‘Halobates’, una especie de zapatero o planeador de agua salada, el cual se ha multiplicado debido a que en los diminutos fragmentos de plástico que hay en el mar sirven de soporte para poner sus huevos.
Los científicos indican que muchos residuos plásticos llegan al mar no se hunden y quedan flotando en la superficie. Después, el sol y las olas empiezan a degradarlos y a romperlos en pequeños pedazos, pero no los destruyen del todo sino que los convierten en una lluvia de pequeñísimos trozos de plástico, de tamaños menores a los cinco milímetros, apenas perceptibles a simple vista.
En los últimos tiempos se ha hecho muy conocida la llamada isla de basura que flota en mitad del Pacífico. Debido a la forma de las corrientes en el océano, hay áreas del Pacífico (y también de otros océanos) donde las aguas permanecen largo tiempo estables. De ese modo se forman áreas de aguas calmadas con poco intercambio con el resto y donde la basura tiende a acumularse.
Todos esos plásticos están convirtiéndose en un ecosistema propio. La preocupación es la ingesta de estos residuos por parte de peces y aves, pues se ha descubierto que esos microplásticos se convierten en un sustrato sólido y flotante en zonas del océano donde no suele haber ese tipo de superficies.
El aumento de ‘Halobates’ influye, según los investigadores, en las especies que se alimentan de este recurso, como los cangrejos, lo que lleva aparejados nuevos cambios en las cadenas alimenticias marinas y en el intercambio de energía en los ambientes de aguas abiertas.
Normalmente estos insectos ponen sus huevos sobre plumas, fragmentos de conchas, piedra pómez e incluso grumos de alquitrán. Pero los trozos de plástico flotante se han convertido en un recurso muy abundante y nuevo para ellos. «Hemos podido observar por primera vez que la basura plástica afecta al ciclo vital de un invertebrado marino», señalan los especialistas.
Trabajos anteriores del mismo grupo de investigadores han demostrado que el 90% de los peces recolectados en el Pacífico tienen plástico en el estómago. Según algunos trabajos, se estima que los peces de las profundidades intermedias del Pacífico norte consumen entre 12 mil y 24 mil toneladas de plástico cada año.
Más información: El Mundo
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