Cada vez cobra más importancia el papel de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y su rol frente al cambio climático. La importancia de conservar estas áreas reside en varios factores, entre ellos, su aporte a la reducción de emisiones al ambiente y su almacenamiento de dióxido de carbono. A esto se le suma el mantenimiento de servicios ecosistémicos de los cuales las poblaciones se beneficia. Por ello las ANP han demostrado ser una solución verde para la actual crisis climática mundial.
Dentro del conjunto de ANP mundial encontramos importantes ecosistemas que incluyen bosques, humedales, praderas tropicales y templadas y hábitats costeros como manglares y praderas marinas. Datos del Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación del PNUMA indican que las áreas protegidas almacenan 312 GtC de dióxido de carbono, lo que representa el 15% de las reservas terrestres globales de carbono.
La conservación de estas áreas representan una de las estrategias más efectivas para combatir el calentamiento global. Sin embargo, muy pocos países les dan la importancia que se merecen.