Hoy arranca en Ginebra la primera ronda de negociaciones climáticas con el objetivo de ir “limpiando” el texto del futuro acuerdo global contra el cambio climático que se prevé adoptar en París a finales de año.
Las negociaciones se extenderán hasta el próximo viernes 13 de febrero con el objetivo de ir concretando un texto que en estos momentos cuenta con 38 páginas (sin contar anexos) en las que casi todos los párrafos poseen varias opciones, con opciones dentro de las propias opciones.
Una de esos párrafos, introducido a petición del bloque negociador AOSIS (las siglas en inglés de Alianza de Pequeñas Islas Estado), hace referencia a que los países se comprometan en París a un mundo libre de emisiones de combustibles fósiles en 2050.
Incremento de la ambición pre 2020
Aunque el acuerdo de París no entrará en vigor hasta 2020, los negociadores tratarán de incluir referencias para aumentar la acción climática hasta esa fecha, indicó la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), Christiana Figueres, en un briefing con periodistas que siguen las negociaciones climáticas celebrado el jueves.
Las materias en las que se prevé aumentar las acciones de los países antes de 2020 tienen que ver sobre todo con las energías renovables, la eficiencia energética, el urbanismo y el uso de la tierra.
“La reunión de Ginebra es una oportunidad clave para que los países negocien las opciones del borrador de Lima para lograr reducirlas buscando un terreno común”, subrayó Figueres.
Fuentes de la negociación aseguraron que esta es una primera toma de contacto entre los países tras la Cumbre de Lima para “retomar el entendimiento y la comprensión hacia las diferentes posturas y sensibilidades” involucradas en un proceso que requiere del consenso de cerca de doscientas naciones.
Reunión clave en la recta final
La propia Figueres reconoció que en esta primera toma de contacto será complicado limar las principales asperezas emergidas en Lima como el hecho de continuar o no con la diferenciación existente hasta ahora en este proceso entre países desarrollados y en desarrollo (en base a una división hecha en 1992, cuando las circunstancias eran bien diferentes) o la forma legal que adoptará el acuerdo de París.
Sí es posible que Ginebra aborde las alusiones que el texto de acuerdo hace a la transparencia con la que se revisaría el cumplimiento de los compromisos de lucha contra el cambio climático que los países hagan de cara a ese acuerdo.
“Estamos en la recta final para conseguir el acuerdo mundial sobre cambio climático que sea lo suficientemente fuerte como para cambiar la trayectoria actual. Los científicos nos dicen que las emisiones globales deben llegar al máximo y disminuir en la próxima década para evitar un cambio climático fuera de control. Ninguno de nosotros, incluyendo a los negociadores, puede permitirse el lujo de continuar dilatando la acción”, ha señalado Samantha Smith, líder de la iniciativa global de WWF sobre clima y energía.
Cortesía: EFEverde