En nuestra visita a Chimborazo nos encontramos con esta casa que utiliza un método antiguo de construcción. Debido a las bajas temperaturas a las que ha llegado esta provincia ecuatoriana, en parte consecuencia al cambio climático, este tipo de viviendas sirven para conservar el calor.
Esta casa consiste en un hueco en la tierra que se cubre con un techo de paja, quedando en el subsuelo. El cuarto como tal, está abajo de la superficie de la tierra (como medio metro), donde no llega la helada y se mantiene el calor. En la cultura andina, se ha usado este recurso durante miles de años, siendo una técnica muy anterior al Imperio Incaico. Recursos como este han comenzado a desarrollarse recién en Europa, haciendo pre-calentamientos de agua en el subsuelo, aprovechando su calentura.
Por las diferentes demandas durante el día y la falta de técnicas de almacenamiento, más allá de las baterías, se está experimentando con la inyección de aguas calientes a tuberías en el subsuelo donde se mantiene el calor (siendo el calor una forma de energía también). De esta manera se retoma la base de una técnica andina que los antepasados manejaban con mucha naturalidad.
Ahora, cuando más se necesita este calor, la importancia de este tipo de viviendas ancestrales vuelve a ser relevante en la cultura andina. Encontramos experiencias como estas también en el Hindu kush, una sierra similar a los Andes pero en Asia.