Esta semana visitamos Bogotá, Colombia, para coordinar el viaje que tenemos que realizar en enero a Araracuara, ubicado en el medio Río Caquetá. En este contexto, conocimos a los dirigentes indígenas que nos acompañarán al registro de las adaptaciones que realizan frente al enorme aumento de temperatura. Ellos nos comentaban que desde la última vez que habían estado en Bogotá, el clima había cambiado muchísimo.
«Yo cuando vine por primera vez a Bogotá no había este calor, este cielo», nos comentaba Hernando Castro. Y es que la temperatura en la capital colombiana ha aumentado significativamente y las estaciones se han casi perdido por completo.