La mayoría de los productos que se colocan en los supermercados han sido seleccionados rigurosamente y pueden ser vendidos a los consumidores sólo porque mantienen características estéticas con un criterio definido.
Pero nadie piensa que elegir vegetales sin una forma estéticamente conocida es exactamente igual a elegir una zanahoria con una forma conocida. Es más, es hasta más efectivo porque reduciría el desperdicio de alimentos.
El fotógrafo británico Tim Smyth publicó un libro llamado «Defective Carrots» donde demuestra como las empresas escanean las verduras para separar las bonitas de las feas (que no deberían ser llamadas así porque sólo son diferentes).
El libro contiene 56 fotografías de zanahorias con «deficiencia óptica» que son desechadas. En total, entre el 10% al 20% de la producción total.
Las zanahorias rechazadas son admirables de apreciar. Mientras unas están totalmente distorcionadas y con un look bizarro, otras solo son diferentes por un detalle mínimo. Estas zanahoras sufren de una deficiencia llamada «fanging» y «scabbing». Todas son bellas y para el fotografo y según muchas personas «eroticas».
Fuente: Treehugger.
