Escribe Pablo Peña, Desde la COP21
@pablopenaa

Debido a la gran importancia geopolítica de Estados Unidos (el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo), las posiciones de este país son capitales para definir el Acuerdo de París, por eso es bueno saber lo que Estados Unidos quiere de la negociación climática.

Como cualquier país, Estados Unidos negocia internacionalmente en grupo. Para las negociaciones climáticas, Australia, Canadá, Rusia, Islandia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Ucrania y Estados Unidos conforman el grupo llamado “Paraguas”. Es un grupo que comparte algunas posiciones conjuntas, como oponerse a extender el Protocolo de Kioto. Sin embargo, en este grupo también hay discrepancias. Por ejemplo, mientras que Noruega está a favor de tener un tratado con metas de reducción de emisiones legalmente vinculantes, Estados Unidos se opone.

Más allá de la negociación grupal, Estados Unidos mantiene posiciones particulares sobre varios de los temas del esperado Acuerdo de París. En primer lugar, Estados Unidos, como casi todos los países del mundo, está claramente a favor de que exista este acuerdo y lo impulsa. Esto es claro cuando vemos que, a finales del 2014, EE.UU. y China acordaron metas conjuntas de reducciones de emisiones, algo impensable años antes. Sin embargo, este no es el caso de Arabia Saudita, uno de los pocos países considerados como “obstaculizadores” y que tiene intereses contrapuestos con la acción climática porque prácticamente toda su producción nacional está basada en el petróleo, principal fuente de CO2 en la atmósfera. Por eso, Arabia Saudita ha recibido ya varias veces el famoso antipremio “Fósil del Día”.

A pesar de que Estados Unidos se muestra comprometido con avanzar cooperativamente en la negociación climática, su posición oficial se contrapone con la que mantienen la mayoría de congresistas del Partido Republicano que dominan su Congreso bicameral. Como reportó el New Yorker hace poco, el Congreso estaría haciendo lo imposible por tratar de impedir un buen acuerdo climático en París. Hacia adentro, el tema del cambio climático se ha vuelto tan controversial en Estados Unidos que los negociadores norteamericanos no pueden obviar esta situación y han tenido que dibujar sus posiciones oficiales internacionales tomando en cuenta que, como la mayoría de países del mundo, necesitarán del Congreso para ratificar el eventual nuevo acuerdo internacional.

Uno de los puntos de mayor debate es si el Acuerdo de París debe ser legalmente vinculante (obligatorio), y aquí la posición de Estados Unidos es clave y tiene que ver con esta influencia de su Congreso. En realidad, ya no está sobre la mesa si el Acuerdo de París, en sí mismo, debería ser o no legalmente vinculante (todos están de acuerdo en que lo sea) pero el debate es qué temas entran en él y qué temas se frasean de tal forma que dejen a cada país definirlos voluntariamente en última instancia.

Usualmente, en muchos temas de la negociación, la discusión contrapone a los países desarrollados versus los países en vías de desarrollo pero—sobre la naturaleza legal del Acuerdo de París— este no es el caso. La Unión Europea tiene una posición fuerte a favor de que la forma legalmente vinculante del acuerdo alcance a las metas de reducción de emisiones, pero Estados Unidos está en contra. Como lo explicó Todd Stern (enviado especial de EE.UU. para negociaciones en torno al cambio climático) en una conferencia de prensa el lunes, Estados Unidos espera que la Unión Europea pueda ser flexible en este tema. Una de las razones más fuertes de Estados Unidos para esto es que necesita tener un acuerdo climático que pueda llevar a su Congreso y ratificarlo; esto, que ya de por sí es complicado por el escenario del Partido Republicano explicado arriba, sería aún más difícil de lograr con metas obligatorias de reducción establecidas internacionalmente.

FINANCIAMIENTO CLIMÁTICO

Otro de los temas clave para Estados Unidos es que el financiamiento climático debe ser flexible y ampliado. Como explica Isabel Calle, el financiamiento es uno de los cinco puntos clave de la negociación. Estados Unidos quiere mantener un lenguaje en el texto que amplíe las fuentes de financiamiento a todas, públicas y privadas, multilaterales y bilaterales. A los países en vías de desarrollo les preocupa que se amplíe y generalice las fuentes de financiamiento, y quede poco claro el tema. Además, Estados Unidos esta a favor de un fraseo en el texto que permita que los países en vías de desarrollo “que estén en la posición de hacerlo” también contribuyan con financiamiento climático.

A pesar que la posición de Estados Unidos es algo flexible —que cada país en vías de desarrollo decidiría eso por sí mismo, sin que haya una obligación concreta a alguno de ellos— la mayoría de países en vías de desarrollo se oponen totalmente a esta idea; el financiamiento debería venir de los países desarrollados que son los que tienen la verdadera capacidad para hacerlo, argumentan.

 

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Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, y delegado Todd Stern.

FINANCIAMIENTO Y TRANSPARENCIA

Además, Estados Unidos propone, conjuntamente con otros países desarrollados, que el financiamiento esté amarrado a mayor transparencia por parte de los países en vías de desarrollo. El tema de la transparencia es uno de los más discutidos, y es uno de los temas donde Estados Unidos quiere ver más progreso de los países en vías de desarrollo. Por eso, propone a la transparencia como uno de los temas que sí deberían estar en el texto legalmente vinculante, y que los países en vías de desarrollo necesitan cumplir con 3 piezas necesarias: mejores y más frecuentes inventarios de gases de efecto invernadero, reportar mejor y con más claridad sus metas de reducción y cómo las implementan, y un proceso de revisión internacional rigurosa de los inventarios. “Nadie espera que los países en vías de desarrollo hagan todo esto inmediatamente”, dijo Todd Stern, “pero estos elementos [con los que ya cumplen hoy los países desarrollados] deben ser [obligatorios] para el lado de los países en vías de desarrollo también”.

COMPROMISOS A LARGO PLAZO

Otro tema clave de la negociación de Estados Unidos tiene que ver con los compromisos a largo plazo del nuevo acuerdo climático global. En esto, los países se han enfrascado en una discusión sobre si el texto debería hacer alusión a 1.5°C o 2°C de temperatura como la meta límite sobre la cual no deberíamos pasar. Al día de hoy, alrededor de 100 países apoyan la meta de 1.5°C que es preferida por los países-islas y los países en vías de desarrollo aunque también ahora por muchos países europeos, pero Estados Unidos se mantiene apoyando la meta de 2°C. En esto, hay que tener en cuenta que más allá de lo que se acuerde, los cálculos usando los INDC presentados hasta hoy nos envían al camino a un nivel de temperatura mucho más grave y riesgosa de 3°C. Como lo señaló Achim Steiner del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) al presentar un estudio sobre el tema el lunes, se necesitará que entre el 2020 y 2030 los países mejoren grandemente los esfuerzos y compromisos climáticos que presentaron ahora con sus INDC si queremos si quiera tener algo de probabilidad de llegar a la meta de menos de 2°C.

PÉRDIDAS Y DAÑOS

Finalmente, el asunto del mecanismo llamado “Pérdidas y Daños”, divide mucho a los países desarrollados como Estados Unidos, y los países en vías de desarrollo. Este mecanismo buscar generar fondos y esfuerzos para solucionar los daños de hoy o los que traerá el cambio climático y no podremos prevenirlos ni adaptarnos. Aparece en la discusión desde el 2013, y en la COP 19 de Varsovia, los países acuerdan establecerlo formalmente. En un punto de la negociación hace más de un año, los países en vías de desarrollo pusieron sobre la mesa la necesidad de “indemnizar” a los países que sufrían estos daños (como las islas del pacífico sur que se sabe podrían desaparecer por completo). Esto fue un tema muy debatido pero finalmente los países en vías de desarrollo cedieron y lo quitaron del texto borrador a comienzos de 2015. Sin embargo, ahora, Estados Unidos y otros países desarrollados como Canadá, empujan muy fuerte para relegar el mecanismo de “Pérdidas y Daños” en el texto, empujándolo a un plano menor, y, además, que se excluya—con un texto explícito—la posibilidad de indemnizaciones, cuestión que los países en vías de desarrollo rechazan.

Estados Unidos es un jugador de las ligas mayores en todos los aspectos, pero con mayor razón en cambio climático. Veremos como discurre las posiciones de este país en los días que quedan de la negociación en la COP21 para saber qué tipo de acuerdo final tendremos. Esto, sin perjuicio de que luego habrá que mirar de cerca el debate interno que seguramente seguirá en el Congreso de Estados Unidos para ratificar el acuerdo. Eso, incluso, podría ser más difícil para Obama que las negociaciones en París.

 

(Foto de portada: COP Paris / Flickr bajo licencia Creative Commons)

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