¿Cansados de esperar que la industria de los alimentos cambie? Algunos ya han tomado la decisión de hacerlo por su cuenta. La jardinería puede ser considerada como un acto de propia conservación, y no es para poco, sólo en Estados Unidos existen 35 millones de hectáreas de césped, la mayor «cosecha» en esta región.
Pero, ¿qué pasaría si en vez de césped, se convirtieran en jardines productores de alimentos? Si sólo el 10 por ciento de los norteamericanos lo harían, podrían suministrar un tercio de los productos frescos de su país.
En un artículo publicado por la escritora Megan Mayhew Bergman, «La democracia necesita jardineros» señala cinco puntos importantes por las cuales todos deberíamos considerar cambiar el césped por una huerta:
– Suministran productos frescos a los hogares. El césped es esencialmente un desierto hortícola.
– Alientan a las familias a trabajar juntos, los niños pasarían un agradable tiempo fuera de casa y, más importante aún, aprenderían de manera directa de dónde viene la comida y qué es saludable para ellos.
– Reducen las emisiones de carbono que provienen de la importación de la mayoría de los productos.
– Contribuyen el desarrollo de la diversidad de semillas. En Estados Unidos, se ha perdido el 94 por ciento de las variedades desde 1903.
– La inversión de los alimentos disminuiría al contar con la cantidad necesaria de alimentos y no malgastarías las sobras.
Y finalmente, para hacer de ésta una opción aún más atractiva, comeríamos con la satisfacción de haber cosechado nuestros propios alimentos.
Con información de TreeHugger.