Tras el accidente nuclear en Fukushima, muchos países han optado por concentrar sus fuentes energéticas consumiendo la madera, pues esta materia prima es reconocida como una fuente de energía renovable y neutra desde el punto de vista de las emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, la creciente demanda de energía a nivel mundial pone en peligro bosques en pie que sirven a su vez para limpiar este dióxido de carbono. Es necesario mantener un balance que amortigüe la presión sobre estos importantes recursos.