Foto: Thomas Müller

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El cambio climático plantea desafíos para la seguridad alimentaria a nivel mundial. Proteger esta última significa evitar que los cambios climáticos y los fenómenos meteorológicos extremos afecten el suministro de alimentos.

La seguridad alimentaria no solo implica producir una cantidad suficiente de alimentos, sino también que estos sean nutritivos y puedan satisfacer las demandas de la población.

Para afrontar estos desafíos es necesario desarrollar distintas estrategias basadas en un mejor conocimiento de nuestros recursos. Hoy en día, organizaciones nacionales e internacionales están dirigiendo sus esfuerzos hacia el cumplimiento de estos objetivos.

El caso de la quinua 

Actualmente el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) está evaluando la capacidad de adaptación y rendimiento de las distintas variedades quinua élite en función de los distintos climas del país.

La fuerte demanda de la quinua en el mercado nacional e internacional ha llevado a que los productores siembren quinua en tierras que, en algunos casos, no son las más adecuadas. Esto tiene como consecuencia una disminución de la productividad y una baja en la calidad alimentaria.

A esto se suman los cambios climáticos y el surgimiento de plagas que pueden traer como consecuencia una pérdida del valor nutricional de la quinua.

Para revertir esta situación es que se está investigando el rango de adaptación de las distintas variedades de quinua, de forma a conocer en qué pisos ecológicos tienen mayor posibilidad de germinar. Asimismo, se está poniendo a prueba la resistencia de las plantas a los distintos climas, anticipando los cambios de temperatura que se pronostican.

Esta investigación, que se está llevando a cabo con el financiamiento del CONCYTEC, es parte del proyecto «Conservación y evaluación de material elite de quinua en las regiones productoras de Cusco, Puno, Ayacucho y Junín, con el fin de asegurar el material para la calidad alimentaria y el cambio climático”.

Abonos que no contaminan 

Otra forma de contrarrestar los efectos del cambio climático es mejorar la capacidad productiva y la fertilidad de la tierra mediante el uso de bioabonos, que se caracterizan por no ser contaminantes.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) está llevando a cabo un taller de capacitación en la producción de bioabonos que beneficia a 150 familias de la provincia de Calca, Cuzco.

La fabricación fertilizantes orgánicos como el biol y compost permiten, además, generar ingresos para las familias que los fabrican, mediante la venta de estos en ferias locales. Hernán Mormontoy, coordinador del proyecto, afirma que la actividad fomenta la asociatividad de grupos campesinos y promueve el empoderamiento de la mujer.

Estos talleres se realizan en el marco del proyecto Sipam (Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrícola Mundial), que busca la preservación de la agrobiodiversidad a través de tecnologías tradicionales.

El proyecto es ejecutado por la FAO y el Ministerio del Ambiente, en colaboración con los gobiernos regionales de Cusco y Puno.

Fuentes:

http://www.andina.com.pe/Espanol/noticia-fao-impulsa-uso-abonos-organicos-familias-campesinas-cusco-472094.aspx#.UiSVajZLMR6

http://www.andina.com.pe/Espanol/noticia-inia-identificara-variedades-quinua-mejor-adaptacion-regiones-productoras-472061.aspx#.UiSVajZLMR6

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