Con motivo del Día Internacional de la Tierra, Greenpeace publicó un informe llamado «España: hacia un clima extremo. Riesgos de no frenar el cambio climático y la destrucción del ártico».
La organización ha simulado mediante imágenes el impacto que supondría para ciudades como Marbella, Benidorm, Donosti y un viñedo del nordeste peninsular. Cinco millones de personas ya han firmado la petición de salvar el Ártico en su web.
La ONG denuncia los riegos de la extracción de hidrocarburos, en aguas profundas en el Ártico y también en Canarias o Baleares. Alertan de la urgencia por proteger «la última frontera» y aseguran que «la carrera por la destrucción del Ártico ya ha comenzado».
Se quejan de que a diferencia de Estados Unidos y Reino Unido, donde sus presidentes han señalado al cambio climático como el origen de los temporales de este invierno, la administración de nuestro país permanece sin manifestarse al respecto y participa como observador en los foros de debate sobre el tema.
El director de Greenpeace Mario Rodriguez ha declarado que «El Ministerio de Exteriores y de Medio Ambiente tienen mucho que decidir sobre el futuro del Ártico y del cambio climático. Es el momento de pedirle a la administración española un posicionamiento».
La principal causa del cambio climático son las emisiones de gas invernadero a la atmósfera, que si bien han disminuido en 2013 con respecto del año anterior, no se puede hablar de recuperación según la organización medioambiental.
Ya alertaron de que las tendencias climáticas de los informes pronostican que las nuevas condiciones harán más probable el riesgo de incendios forestales, disminución de las precipitaciones y de la humedad en verano.
Tampoco puede descartarse, según Greenpeace, el asentamiento de nuevas especies que puedan ser vectores de enfermedades infecciosas como el mosquito tigre, causante de la propagación de la fiebre amarilla, el dengue o algunas clases de encefalitis. Además establecen, según los estudios analizados, que en menos de diez años el polo norte podría estar libre de hielo en verano.
Pilar Marcos, responsable del programa de costas de la ONG insiste en recordar que «el Ártico no debe ser un trozo del pastel que se reparten unos pocos» cree que no merece la pena destruir «el motor climático mundial» para siempre por sólo tres años de reservas de petróleo. Así mismo nos recuerda que esta zona funciona «como paraguas que refleja el excedente de rayos de sol».