El año pasado, la Corte Internacional de Justicia revocó a Japón el permiso de caza de ballenas en la Antártida. Sin embargo, el país asiático volvería a la caza de estos mamíferos a finales de 2015, desafiando a la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que afirma que Tokio no probó que los mamíferos deben ser sacrificados para la investigación.
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Un informe presentado por el comité científico de la CBI, aseguró que no estaba en condiciones de determinar si el muestreo letal era necesario para el manejo y conservación del número de ballenas. De la misma manera, cuestionó que el plan de caza de ballenas de Japón, presentado después de la orden que les prohibía de seguir cazando en la Antártida, no fuera verdaderamente científico.
«No hemos cambiado las políticas y nuestra meta», afirmó Joji Morishita, representante de Japón ante la CBI. Además, señaló que su país respondería sinceramente sobre los «comentarios científicamente respaldados» en el informe, pero lo criticó por carecer de consenso.
La CBI prohibió la caza comercial en 1986, pero Japón siguió matando ballenas bajo una exención para la investigación. Tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia, el país asiático envió una expedición no letal a la Antártida para la temporada 2014.
La propuesta de Tokio para la próxima temporada de caza de ballenas señala que planea captar 333 ballenas Minke anualmente entre el 2015 y el 2027, alrededor de un tercio de lo que ha apuntado con anterioridad. El gobierno japonés ha gastado grandes cantidades de dinero en impuestos para mantener estas operaciones.
En los últimos años, la captura de ballenas ha disminuido debido al descenso de la demanda interna de carne de ballena. Las protestas del grupo opositores a la caza de ballenas Sea Shepherd también contribuyeron a esa disminución.
Fuente: The Guardian.
Foto: Flickr.com/Takver.