Durante este periodo, la capa de hielo disminuyó entre unos 21 y 38 centímetros y la mayor reducción se produjo en los últimos seis años estudiados, de manera que el nivel más bajo se alcanzó en 2011.
La autora principal del estudio, publicado en la revista “The Cryosphere”, Cristina Surdu, se mostró “estupefacta al observar un descenso del hielo tan dramático en un periodo de sólo 20 años”.
Las condiciones climáticas más cálidas de la región del Ártico han provocado que durante los meses de inverno cada vez se congele una parte menor de los lagos de la zona.
Estos cambios en la capa de hielo afectan a las dinámicas de la capa de hielo permanente, así como la disponibilidad de agua para uso industrial y residencial durante los meses de invierno.
Asimismo, alteran las propiedades físicas, termales y químicas del agua, con lo que influyen también en el ecosistema que depende de estos lagos.
El estudio se ha basado en imágenes captadas por los radares de la ESA, que son eficaces cuando no hay luz o está nublado, algo fundamental para analizar zonas como el norte de Alaska, donde hace mal tiempo y hay largos periodos de oscuridad.
Durante los veinte años de estudio se utilizaron dos satélites, el ERS-1 hasta 2000 y el ERS-2 hasta 2011, que permitieron determinar incluso cuándo el hielo del lago estaba flotando por encima del agua y cuándo no. EFEverde