Hace seis años –exactamente el 20 de abril del 2010-  el mundo fue testigo de cómo el Golfo de México se veía afectado por el que ha sido considerado el mayor vertido de petróleo en la historia de Estados Unidos luego de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, que extraía crudo para BP.


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El  accidente dejó 11 muertos y 17 heridos, y durante 87 días, desde el pozo Macondo fluyeron nada menos que 4.900 millones de barriles de petróleo que causaron un grave desastre ambiental, como se vio en los videos e imágenes de la enorme mancha negra en el mar y de los cuerpos de animales –muchos de ellos ya muertos- cubiertos completamente por el crudo.

Un reciente estudio elaborado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha vuelto a poner sobre el tapete el tema del vertido de crudo al revelar que los efectos ecológicos del derrame pueden durar más de lo que se creía hasta hoy  debido a que los contaminantes se habrían acumulado en el lecho marino luego de combinarse con algas microscópicas y desechos marinos, y de descender como una suerte de “tormenta de nueve sucia”, explica la agencia EFE.

«Sabíamos que los contaminantes del petróleo pueden ser transportados hacia abajo por la nieve marina, pero no esperábamos que esos contaminantes permanecieran en el agua durante tanto tiempo«, explicó el autor principal del estudio, Beizhan Yan, químico medioambiental del Observatorio Lamont-Doherty.

Al llegar al lecho marino, los contaminantes del crudo afectarían a las especies que viven ahí. Otro de los riesgos es que los contaminantes entrarían a la cadena alimenticia de peces y corales.

(Foto: kris krüg / Flickr bajo licencia Creative Commons)

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