Los árboles son los pulmones de la ciudad, salvarlos es salvarnos a nosotros mismos, aunque protegerlos puede ser una tarea difícil cuando para algunos priman otros intereses, y eso lo saben bien los integrantes de la asociación cultural Casa Túpac, quienes hace poco salvaron más de 30 árboles que iban ser talados para ‘limpiar’ el terreno destinado a una construcción.
Como muchos árboles en la capital, el destino de estos iba a ser convertirse en maleza, leña o acabar entre el desmonte, sin embargo tuvieron otra oportunidad. Entre los que fueron trasladados, de un predio a otro cercano, algunos tenían más de cincuenta años de vida. Entre las más de veinte especies recuperadas se encuentran el ceibo -oriundo de Perú-, molle costeño, tara, entre otros.
“Tenemos una visión distinta de cuidado ambiental, para nosotros salvar árboles es respetar la vida verde”, nos cuenta Giuseppe De Bernardi, presidente de la comunidad Casa Túpac, organización que promueve la cultura hace quince años en el distrito de Barranco.
La iniciativa se realizó con el apoyo de Antonio Cilloniz, presidente de Asociación Cultural Permacultura, especialistas en este tipo de acciones y en promover la importancia de proteger los árboles en las ciudades. “En Lima los árboles enfrían el equivalente a diez aires acondicionados, además disminuye la ‘agresividad’ del paisaje y genera una mejor visión”, explica Cilloniz y además resalta que el traslado de árboles también implica salvar el hábitat de las aves y otras especies.
Los árboles no son un estorbo
Rafael Freyre, arquitecto y miembro de la Casa Túpac, no entiende por qué en Lima algunas personas consideran a los árboles como estorbos y no como un centro de armonía entre una construcción y la naturaleza. Quizás, nos explica, es porque esto se debe a la definición errada que se tiene de área verde. “El gras no es una área verde, un árbol sí, pero en Lima no son renovables, talar uno acabaría con todo un ecosistema”.
La Casa Túpac considera que el trabajo realizado dentro de sus instalaciones mejorarán la calidad de vida de las personas que vivan en las futuras construcciones en el perímetro, ya que tendrán el honor de tener una copa de árbol al pie de su ventana. Asimismo, las especies salvadas servirán para desarrollar actividades culturales en torno a la naturaleza y el cuidado ambiental.
Es importante señalar que esta es una de las primeras iniciativas sobre conservación de árboles que se realizan en Lima y refuerza la idea de que sí se puede encontrar un equilibrio entre el boom de la construcción y la conservación de la naturaleza.
