Por Pablo Peña / Programa de Conservación y Programa Forestal de la SPDA
@pablopenaa
La Contribución Nacionalmente Determinada (INDC) que comunicó el Perú ante la secretaría de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático tiene varios aspectos claves, adicionales a nuestro compromiso de reducir 30% de nuestras emisiones al 2030. Uno de estos es la evaluación que nuestro país está haciendo para vender reducciones de emisiones en el marco de un eventual mercado internacional de carbono.
El Perú apuesta por que exista un sistema de comercio de carbono internacional desarrollado o, al menos, permitido en el marco del futuro Acuerdo de París y la Convención. La idea sería construir sobre la base y lecciones aprendidas del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) y el de mecanismo de Aplicación Conjunta creados por el Protocolo de Kioto. Este sistema de comercio o intercambio internacional de reducciones de emisiones tendría reglas dadas por los órganos de la Convención o del Acuerdo de París, que permitan al Perú vender internacionalmente reducciones que logremos nacionalmente.
En este escenario, las reducciones que venderíamos no contarían a efectos de cumplir con nuestra meta del 30% de reducción al 2030 porque sería el país comprador quien las reportaría como suyas. Hacer lo contrario sería incurrir en lo que se conoce como “doble contabilidad”, un no rotundo en las negociaciones climáticas. Si apostamos por vender una parte de nuestras reducciones es porque el país considera que podrá tener reducciones adicionales a aquellas que nos llevarán a nuestro compromiso de 30% de reducción al 2030. Esta es una apuesta ambiciosa, pero que podría tener sentido para mantener las puertas abiertas a todas las opciones de financiamiento climático que estarán disponibles en el futuro.
Vender créditos de carbono a terceros países para que compensen sus emisiones es un tema debatido. Un argumento en contra es que esto es un desincentivo para que los países compradores realicen cambios verdaderos en la intensidad de carbono de su producción energética. Dicho de otro modo, los países que contaminan mucho podrían preferir continuar sin hacer cambios estructurales y permanentes que los lleven hacia una economía verde y, más bien, “simplemente” compensar su contaminación comprando créditos de carbono. Además, reducir emisiones dentro de cada país tiene ventajas más allá del cambio climático, como mejorar la salud de la población afectadas por enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica, como el asma. Sin embargo, a favor está el hecho de que—para efectos del cambio climático—no importa tanto dónde ocurran las reducciones porque su efecto es global; es más, desde un punto de vista económico, podría ser más costo-eficiente incentivar reducciones allí donde sea más barato hacerlo (por ejemplo en un país en vías de desarrollo en vez de uno desarrollado).
La idea de un mercado internacional de carbono había prácticamente desaparecido en el texto borrador del Acuerdo de París preparado por los co-chairs del ADP, el grupo encargado de preparar el acuerdo, pero reaparece en el texto borrador actual preparado por los países en la última reunión del ADP en Bonn. Este tema aún se encuentra entre corchetes, lo que en la jerga de negociaciones internacionales significa que aún no está acordado. Podríamos esperar bastante discusión porque países como Bolivia se oponen tajantemente a usar mercados. Además, existe otra dificultad práctica: muchos países estarían dispuestos a vender pero pocos a comprar. El reciente estudio de Carbon Pulse encontró que hay alrededor de 70 países dispuestos a involucrarse en intercambio internacional de reducciones de emisiones, pero la gran mayoría lo haría como vendedores. Y, en los pocos países que estarían dispuestos a comprar, no se encuentran algunos claves como Estados Unidos, China o los miembros de la Unión Europea.
No está claro si existirá, o cómo, un mercado de carbono internacional en el marco del Acuerdo de París, pero ha venido ocurriendo un proceso paralelo interesante para lograr comercio internacional de emisiones: la integración de mercados domésticos o nacionales de carbono de distintos países. Uno de ellos es el que ha comenzado a evaluar el Estado de California.
California tiene un mercado doméstico de carbono basado en un sistema de emisiones tranzables, o Cap & Trade, por el cual sectores y empresas están obligados a cumplir con metas de emisiones (cap), pero se permite que aquellos que no puedan llegar a ellas, compensen las emisiones comprando créditos de carbono de otras que sí han superado las expectativas (trade). La idea sería que el mercado doméstico de California permita que empresas que quieran comprar créditos de carbono para cumplir con sus metas, lo puedan hacer también adquiriendo créditos de países en vías de desarrollo que logran reducción de emisiones por deforestación o degradación, REDD+. Esto es importante para el Perú porque tenemos un alto potencial para reducir emisiones de nuestros bosques. Pueden ver más detalles del inicio de este proceso de integración en esta presentación y al documento conceptual que ha elaborado California.
Foto referencial: Flickr.com/Henk de Boer.