Cada 15 de marzo se conmemora el Día Mundial del Consumo Responsable con la finalidad de promover el uso adecuado de los recursos. Pero en una sociedad en constante crecimiento y con necesidades urgentes, ¿es posible consumir productos de manera consciente para no contribuir con el cambio climático?
Por lo general, resulta fácil relacionar a las grandes empresas y el consumismo con las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), causantes del calentamiento de la Tierra. Sin embargo, nuestras elecciones diarias en el hogar podrían generar más cambios positivos de los que se pensaba.
Un estudio publicado en el Journal of Industrial Ecology analizó el impacto ambiental generado por el consumo de las casas alrededor del mundo y descubrió que el 60% de las emisiones globales de GEI son provocadas por las cosas que consumimos para nuestros hogares, desde alimentos hasta adornos decorativos: y entre el 50% y 80% del uso de la tierra, agua y materiales.
“Nos gusta culpar a alguien más: el gobierno o las empresas. Sin embargo, entre el 60 al 80 por ciento de los impactos del planeta provienen del consumo de los hogares. Si cambiamos nuestros hábitos de consumo, esto tendría un efecto drástico en nuestra huella ambiental”, señala Diana Ivanova, autora principal del estudio.
Alrededor de las cuatro quintas del impacto medioambiental del consumo no proviene de comportamientos directos, como conducir o ducharse, sino a partir de las cadenas de suministros de nuestros productos, como por ejemplo, la cantidad de agua que usamos para cocinar.
La investigación, que analizó datos de la economía de cinco regiones del mundo, comprobó que el consumismo es mayor en los países ricos que en los pobres y que la alimentación representa entre el 48% y el 70% de los impactos que genera un hogar.
Fuente: Grist.org.
Foto referencial: Flickr.com/Reinis Traidas.