La marca alemana Volkswagen agravó todavía más su ya de por sí delicada situación al reconocer, a través de un comunicado, que hasta 11 millones de autos en todo el mundo  podrían haberse visto afectados por la instalación de dispositivos especiales que buscan evitar los límites de emisión de gases contaminantes.


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Hace unos días, VW admitió que instaló estos dispositivos en unos 482.000 vehículos de versiones de cuatro cilindros Jetta, Beetle, Audi 3, Golf y Passat para evadir las normas de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense.

Debido a esto las acciones de Volkswagen en la Bolsa de Frankfurt cayeron el lunes un 17,4% y la firma perdió unos 20.000 millones de euros. La cifra representó la peor caída en un día en la historia de la marca.

Tras el escándalo, además,  Alemania, Francia, Italia y Corea del Sur, además, han anunciado que revisarán los vehículos de Volkswagen. «Investigaciones internas muestran que el software estaba presente también en otros vehículos diésel del grupo», señala el comunicado de la compañía, dueña de otras marcas como Audi, Skoda, Seat o Porsche”, ha dicho con relación a este caso la canciller alemana,  Angela Merkel, según explica la página web de El País.

“HEMOS SIDO DESHONESTOS”

A raíz del escándalo en Estados Unidos, el jefe de VW en dicho país, Michael Horn, reconoció: «Hemos sido deshonestos con la EPA, hemos sido deshonestos con el consejo de la ARB  (agencia que se ocupa de la calidad del aire en California), hemos sido deshonestos con todos ustedes».

Además, indicó que estos hechos van contra los valores de Volkswagen.

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